miércoles, 19 de agosto de 2015

LLEVAR LA CARGA DE LOS DEMÁS


 

 

Hay que entender el amor en el sentido más verdadero, del modo más justo. La persona se siente amada de verdad por otra si ésta consigue darle gusto. Así pues, comprendemos a veces que nuestro amor no es verdadero, por ejemplo, cuando nos explayamos en temas, mantenemos actitudes o tenemos detalles que no le interesan al otro. El verdadero comportamiento que interpreta la palabra “amor” o “amar” es el hacerse uno, el ir al encuentro del hermano, de sus necesidades, cargar completamente con sus exigencias, y también con sus sufrimientos. Entonces tendrá sentido dar de comer, de beber, ofrecer un consejo o una ayuda.

Y, ¿Qué sucede si nos comportamos así? Sucede como cuando al ver los grandes problemas de tantas regiones del tercer o cuarto mundo, atenazadas por la mordaza de la miseria, de la falta de casa, de ropa, de trabajo, etc.,comprendemos que no podemos pretender  que esas personas piensen, por ejemplo, en cultivarse o en elevar su espíritu por la oración, antes hay que hacer lo posible por aliviarles del peso de la miseria que les agobia y luego podremos pensar en todo lo que se refiera a  la vida de la persona humana: su educación, su desarrollo integral, etc.. Lo mismo sucede con cada persona cuando la amamos “·haciéndonos uno”.

De ese modo la liberamos completamente de lo que las preocupa y que puede ser motivo  de angustia. Entonces se dan cuenta de que llevamos el peso  que les agobia y se sienten libres. Y al sentirse aliviados, libres sin preocupaciones están dispuestos a acoger el mensaje de amor y de paz que queremos llevarles. Se verán atraídos por esa vida nueva, evangélica que descubren en nosotros, y que, en el fondo del corazón, todos anhelan pues Dios los concibió para todos sus hijos.

 

Chiara LUBICH

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