martes, 31 de marzo de 2015

EL CUIDADO EN EL CULTO.


 

 
"Arcano"  viene de "arca" y ésta de "arcere" que significa tener alejado, esconder, proteger de las miradas profanas. Por esto, en las inscripciones y en las pinturas, la eucaristía era escondida a los paganos bajo el símbolo del pez, cordero, y otros signos. El peligro, hoy, no es tanto el que la eucaristía sea profanada (por desgracia existe también esto), sino que sea trivializada, reducida a algo "ordinario" que se puede tratar con toda desenvoltura y superficialidad. Cuando se trata de Dios,  la confianza y la familiaridad deben ir siempre acompañadas de reverencia.

Ciertamente, Jesús no se complace en los gestos del cuerpo sino en los sentimientos del corazón.

Alguien que no creía en la presencia real dijo: "Si yo pudiera creer que allí, en el altar, está Dios de verdad, creo que caería de rodilla y ya no podría levantarme". Jesús no nos pide esto precisamente, porque también está el deber de la caridad y del servicio a los hermanos. Pero es posible estar, con el corazón, en adoración ante el Santísimo mientras nuestras manos trabajan, absuelven, escriben o cuidan. Es posible pasar, en espíritu, largas horas de rodillas ante el Santísimo, aun trabajando o viajando en tren...es muy importante estar en el presente. Y la mayoría de las veces, estamos ausentes. Si Dios es "Él que está", el hombre es "el que no está", el que vive fuera, alienado.

Aquel que ha reconocido de verdad al Señor en la eucaristía se convierte espontáneamente en apóstol de la presencia real.

 

Raniero  CANTALAMESSA

 

 

jueves, 26 de marzo de 2015

¿ QUIÉN ES CRISTO ?


 
Los pobres delante de la iglesia piden limosna. ¿Cuánto hay que darles? Eres tú quien decide. Compra la medida de tus posibilidades. ¿tienes una moneda? ¡compra el cielo! No es que el cielo sea barato, pero es la bondad del Señor la que te lo permite. ¿No tienes una moneda? Da un vaso de agua fresca. ¡Podemos comprar el cielo, y descuidamos de hacerlo! Por un pan que das, obtienes a cambio el paraíso. Aunque ofrezcas objetos de poco valor, recibirás tesoros; da lo caduco, y obtendrás la inmortalidad; da bienes perecederos, y recibirás a cambio los bienes imperecederos. Cuando se trata de bienes perecederos, das prueba de mucha perspicacia; ¿Por qué manifiestas tal indiferencia cuando se trata de la vida eterna?

Podemos, por otra parte, establecer un paralelo entre estos recipientes llenos de agua, que se encuentran a la puerta de las iglesias para purificar allí las manos, (costumbre de los Judíos en aquellos tiempos), y los pobres que están sentados fuera del edificio, para que purifiques tu alma por ellos. Has lavado tus manos en el agua: de la misma manera, lava tu alma por la limosna. Una viuda de Sarrepta, reducida a la pobreza extrema, le dio hospitalidad a Elías y, en reconocimiento, recibió numerosos regalos, que simbolizan el fruto de su hermosa acción. He aquí lo que nos dice Cristo, el Señor del universo: Cada vez que lo hicisteis a uno de estos pequeños que son mis hermanos, a mí me lo hicisteis.

 

San JUAN CRISÓSTOMO

( 349  -  407 )

jueves, 19 de marzo de 2015

LAS ALEGRÍAS DE SAN JOSÉ.


 
San José tuvo seguramente muchas alegrías en su vida, y luego en el paraíso.

 

- A pesar de su humildad, de su silencio pues no hay ni una sola palabra de él en los Evangelios, tuvo que sentir una enorme alegría al saber que el embarazo de María era obra del Espíritu Santo.¡ Nada menos que obra de Dios!  ¡Tener que proteger a un hijo de Dios!, incluso si no sabía exactamente en qué consistiría su papel. Pero sería importante y lleno de responsabilidad.

- Dios, a través del Ángel, le encargaba de cuidar a su Hijo y a su Madre que ya quería, pues  ¿Quien puede no querer a María que destacaba entre todas las jóvenes del pueblo?

¿Cómo sería de ahora adelante su vida? Dios no puede querer el mal por su Hijo. Luego le ayudaría en la tarea. Eso también era importante.

- Pero, no todos los hombres son buenos. Y Herodes quiere matar al niño. Menos mal que el Ángel siempre lo vigila. De prisa, en marcha. Y evita todos los escollos, la fatiga, y consigue llegar a Egipto, sanos y salvos, los tres. ¡Qué alegría!

- Por fin, de vuelta a Nazaret, en casa. Entre los suyos. Poder trabajar en lo que le gusta, ayudado por su hijo.

- Pero, ha envejecido, y ve el final de su vida. Pero, ¿cómo va a angustiarse si su Hijo ya es un hombre que sabrá proteger a su madre? ¡Qué paz, estar acompañado por los dos seres que más quiere en esta vida!

- Dios ha sido grande con él:  le ha acogido con alegría, ha visto que ha sido obediente a su palabra, a sus indicaciones, que ha protegido su familia, ha luchado por ellos, y ha muerto en paz en su compañía.

- Pero, le esperaba, un poco más tarde, una alegría inmensa cuando se encontró con su Hijo resucitado, viéndolo con su verdadero rostro. Y pudiendo adorarLe con todo su amor.  

 

San José, ayúdanos en los momentos difíciles, para después gozar contigo en el paraíso.

 

CHANTAL.

EUCARISTÍA Y CONTEMPLACIÓN.


 

Sacramento y vida de oración no son dos vías diversas y alternativas a la santificación, sino que están íntimamente ligadas y son interdependientes. En la base de todo está, ciertamente, la vida sacramental, están les "misterios" que nos ponen en contacto inmediato y objetivo  con la salvación definitiva obrada por Dios en Cristo Jesús. Pero por sí solos, estos no bastan para hacer progresar en el camino espiritual; es necesario que a la vida sacramental, se añada una vida interior o de contemplación. En efecto, la contemplación es el medio por el que los interiorizamos y nos abrimos a su acción; es el equivalente de los misterios en el plano existencial y subjetivo; es una forma de permitir a la gracia, recibida en los sacramentos, plasmar nuestro universo interior, es decir, nuestros pensamientos, nuestros afectos, la voluntad, la memoria.

Solo después de que la vida divina, llegada a nosotros a través de los sacramentos, ha sido asimilada en la contemplación, podrá expresarse también concretamente en las acciones, esto es en el ejercicio de las virtudes y, en primer lugar, de la caridad.

La contemplación es, pues, la vía obligada para pasar de la comunión con Cristo en a misa a la imitación de Cristo en la vida. La vía de la perfección cristiana va de los misterios a la contemplación y de la contemplación a la acción.

 

Raniero CANTALAMESSA.

domingo, 15 de marzo de 2015

¿ DONDE ESTÁ MI SITIO ?


La verdadera, la única perfección, no es llevar un género de vida u otro, es hacer la voluntad de Dios; es llevar el género de vida que Dios quiere, donde quiere, y de llevarlo como él mismo lo habría llevado. Cuando nos deja la elección a nosotros mismos, entonces sí, procuremos seguirle paso a paso, lo más exactamente posible, compartir su vida tal como fue, como hicieron sus apóstoles durante su vida y después de su muerte: el amor nos empuja a esa imitación. Si Dios nos deja esa elección, esta libertad, precisamente es porque quiere que despleguemos nuestras velas al viento del amor puro y que, empujados por él, corramos tras el olor de sus perfumes en un exacto seguimiento, como san Pedro y san Pablo.

Y si un día Dios quiere apartarnos, por un tiempo o por siempre de este camino, por muy bello y muy perfecto que sea, no nos turbemos ni nos asombremos. Obedezcamos, hagamos su voluntad, vayamos donde quiere, llevemos el género de vida que su voluntad nos designa. Acerquémonos siempre a él con todas nuestras fuerzas y estemos en todos los estados, en todas las condiciones, como él mismos habría estado, como él se habría comportado si la voluntad de su Padre le hubiera puesto allí.

 

Beato CHARLES  DE FOUCAULD

(1858  -  1916)

 

martes, 10 de marzo de 2015

AQUI HAY ALGO MÁS QUE SALOMÓN.



Después de haber recibido tantas y tantas veces a Jesús en el Eucaristía, finalmente, por un don de la gracia se puede "reconocer" y comprender la verdad encerrada en aquellas palabras: Aquí hay algo más que Salomón. El temor del Señor comienza a fluir, una especie de temor sagrado que impide levantar los ojos. ÉL está allí, presente personalmente. Y se descubre lo que significa adorar. Es una experiencia abrasadora de la realidad y presencia del Señor. Se comprende ahora que, sobre el Monte Sinaí, Dios se manifiesta con truenos y relámpagos, como el fuego de su mismo ser.  Este temor es, de algún modo, lo mismo que el amor. Es sumamente amable y bello, aunque no se vea ninguna imagen sensible. Es como si la realidad personal de Dios, espléndida y deslumbrante, hubiera entrado en nosotros, llenándonos totalmente.

 

Raniero CANTALAMESSA.