miércoles, 13 de enero de 2016

JESÚS PASABA.




 

Juan estaba allí, de pie, con dos de sus discípulos cuando Jesús pasaba. Se trata de una postura corporal que expresa algo de la misión de Juan, de su vehemencia de palabra y de acción. Pero, según el evangelista, se trata también, más profundamente, de esta viva tensión, siempre presente en los profetas. Juan no se contentaba con desempeñar exteriormente su papel de precursor. Él guardaba en su corazón el vivo deseo de ver a su Señor, a quien había reconocido en el bautismo. Sin duda alguna, Juan tendía hacia el Señor con todo su ser. Juan se tenía de pie, alerta por el deseo profundo de su corazón. Se mantenía de pie, esperaba a Cristo todavía oculto en la sombra de su humildad.

Viendo a Jesús que pasaba, Juan dice:¡este es el Cordero de Dios!

Prestad atención a las palabras de esta narración. A primera vista, todo parece claro, pero para quien penetra en el sentido profundo, todo se manifiesta cargado de significado y misterio. Jesús pasaba. ¿Qué significa sino que Jesús vino a participar en nuestra naturaleza humana y en nuestras vidas. Vino en el seno de la Virgen. Luego pasó del seno de su madre al pesebre y del pesebre a la cruz, de la cruz al sepulcro, del sepulcro se elevó al cielo. Si nuestro corazón aprende a desear a Cristo como Juan, reconocerá a Jesús cuando pase. Si le sigue, llegará como los discípulos al sitio donde mora Jesús : en el misterio de su divinidad.

 

Ruperto  DE DEUTZ

1075  -  1129.

 

 

 

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