viernes, 11 de mayo de 2018

EL AMOR DE DIOS NO DEFRAUDA.


San Pablo y el evangelio nos hablan de cómo se ha por­tado Dios con nosotros. Dice el apóstol: Estando nosotros muertos por los pecados, nos ha hecho revivir con Cristo. El término «revivir» apunta a la realidad de Jesús resucitado, que no solo reconstruye lo que el pecado ha destruido, sino que nos comunica una vida nueva. Nos engañamos si pen­samos que la gracia simplemente nos quita el pecado y nos da una especie de sosiego. Es mucho más: nos comunica la fuerza de Jesús resucitado, pues, como dice san Pablo, nos ha sentado en el cielo con él.

Jesús nos ofrece una intimidad que se manifiesta en nues­tra vida con una nueva manera de vivir, de comportarse, de querer al prójimo. Señala el apóstol: Para que nos dedique­mos a las buenas obras, que de antemano dispuso él que practicásemos para indicamos que debemos contemplar nuestra vida desde el amor de Dios y abrimos a una pers­pectiva más grande que nos llena de esperanza. El amor de Dios no defrauda.

Igualmente, en el evangelio se nos recuerda el amor de Dios hacia nosotros. La verdad del amor la vemos en lo que uno está dispuesto a hacer por la persona amada. Dios nos ama entregando a su Hijo único. Recuerdo a una madre que un día me dijo: «Por fin he comenzado a entender estas palabras del evangelio, porque yo sería capaz de darlo todo a cambio de que mis hijos no sufran. Dios, en cambio, entrega a su Hijo. Su amor es mucho más grande de lo que yo puedo imaginar».

DAVID AMADO FERNÁNDEZ

1 comentario:

  1. Jesús nos abre la puerta del Cielo con se muerte y Resurrección destruyendo la cadena del pecado.

    ResponderEliminar