Somos como los niños pequeños, aún
débiles. No somos todavía hombres valientes... Todavía no hemos visto la cruz,
la pasión del Señor, su resurrección, su ascensión a los cielos, la venida del
Espíritu Paráclito no nos ha hecho todavía fuertes... El Señor tiene razón
cuando nos dice: ¿Por
qué sois tan cobardes? ¿Aún no tenéis fe? ¿Por qué no tenéis fuerza? ¿Por qué esta
falta de confianza? ¿Por qué sois tan temerosos cuando tenéis junto a vosotros
a aquel que es la Confianza? Aunque la muerte se os acercara, ¿no deberíais
acogería con gran constancia? Yo os daré la fuerza necesaria en todo lo que os
pase: en todo peligro, en toda prueba e incluso cuando el alma salga de su
cuerpo. Si en los peligros necesitáis mi fuerza para soportar cualquier
contratiempo como hombres de fe, ¡cuanto más esta os es necesaria para no
sucumbir cuando se presenten las tentaciones de la vida!
Orígenes
Asceta y gran teólogo, lleva a su apogeo
la escuela de Alejandría y sufre diversos tormentos en la persecución de Decio
(18S?-253).
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