viernes, 12 de octubre de 2018

DIOS DA FUERZA CUANDO SE NECESITA.

Sus discípulos se le acercan, le despiertan y le dicen: Maestro, ¿no te importa que nos hundamos? Oh bien­aventurados, oh verdaderos discípulos de Dios, tenéis con vosotros al Señor, vuestro salvador, y ¿teméis hun­diros? ¿Qué responden a esto los discípulos amados?

Somos como los niños pequeños, aún débiles. No somos todavía hombres valientes... Todavía no hemos visto la cruz, la pasión del Señor, su resurrección, su ascensión a los cielos, la venida del Espíritu Paráclito no nos ha hecho todavía fuertes... El Señor tiene razón cuando nos dice: ¿Por qué sois tan cobardes? ¿Aún no tenéis fe? ¿Por qué no tenéis fuerza? ¿Por qué esta falta de confianza? ¿Por qué sois tan temerosos cuando tenéis junto a vosotros a aquel que es la Confianza? Aunque la muerte se os acercara, ¿no deberíais acogería con gran constancia? Yo os daré la fuerza necesaria en todo lo que os pase: en todo peligro, en toda prueba e incluso cuando el alma salga de su cuerpo. Si en los peligros necesitáis mi fuerza para soportar cualquier contratiempo como hombres de fe, ¡cuanto más esta os es necesaria para no sucumbir cuando se presenten las tentaciones de la vida!

Orígenes

Asceta y gran teólogo, lleva a su apogeo la escuela de Alejandría y sufre diversos tormentos en la persecución de Decio (18S?-253).

 

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