viernes, 13 de julio de 2012

EL PECADO ORIGINAL

La necsidad de la Redención se remonta a los albores de la historia. Dios les dió a Adan y Eva los mejores dones tanto naturales como sobrenaturales, sin tener que morir. Todo primorosamente dis puesto para que no descaminasen. pero... seguían disponiendo de la libertad y, aunque solo podían pecar de soberbia, ¡lo hicieron!
En efecto, Adán y Eva sucumbieron ante la idea de que podían "ser como dioses", que podían desenvolverse por sí solos como si se hubieran creado a sí mismo. Podemos imaginar el grave dilema.
El demonio, el mayor y mejor experto en engaño y desinformación, haciendose pasar por alguien que no milita en contra de Dios, siembra en ellos la duda respecto a las intenciones divinas. Con astucia, inicia su ataque preguntando a la mujer: "¿Con que Dios os ha dicho que no comaís de todo árbol del huerto?". Atraída su atención, sugiere que la amenaza divina no podía ser real - que se iría todo al traste -: que aunque el Creador afirmaba ser  padre, en el fondo, pretendía convertirles en esclavos. Tergiversa las intenciones del Creador, poniendo en duda la verdad de Dios, que es Amor, y dejando la sola conciencia de amo y esclavo. Así, el Señor aparece como celoso de su poder sobre el mundo y sobre el hombre.
La caída de los primeros moradores de la tierra debió ser dramática. Entraron en pugna con Dios, que les había pedido que guardaran un único mandamiento: el de no comer del "árbol de la ciencia del bien y del mal". Esa única restricción les fue impuesta por su propio bien: para que evitaran la autosuficiencia; si se dejaran querer por Dios, recibirían todo lo que necesitaran, pero si desobedecían las consecuancias serían catastróficas: afligirían inmensamente a su Padre, perderían todos los dones preternaturales y sobrenaturales, se dañaría irremediablemente a sí mismo y transmitirían ese la- mentable estado a sus descendientes.  ¡Y así fue!  Por eso llegamos a este mundo con una naturaleza caída. Echamos en falta la dignidad perdida. La buscamos sin cesar, pero rara vez en el lugar adecuado. El pecado original es un dato oscuro pero real. Si Dios no nos lo hubiera revelado, con la sola razón no habríamos descubierto su existencia. Somos como águilas incapaces de levantar el vuelo a causa de una antigua fractura. Albergamos altos ideales pero, en el momento de la verdad, los hechos hacen patentes nuestra debilidad.

Michel ESPARZA
( en: "Sintonía con Cristo", Ed.Patmos)

1 comentario:

  1. Sí, el Hombre religioso, hoy más que nunca, experimenta el drama del pecado, del propio y del ajeno,Y,en determinados ambientes se está creando una verdadera "mística del pecado", convirtiéndolo en algo necesario para la humanidad herida sin el cual no podría exixtir la gracia redentora de Cristo.
    Este intento de dotar al pecado de una cierta "benevolencia", dentro de la comunidad creyente,descansa, evidentemente en la MIsericordia de Jesucristo que no ha venido a buscar a los justos sino a los pecadores; ha venido a buscar al "publicano" que no se atrevía a levantar los ojos del suelo reconociendo sus peados; Cristo no ha venido a buscar al "fariseo" que, según él, había cumplido la Ley a rajatabla Cristo ha venido a "buscar lo que estaba perdido".Pero esta manera de pensar confunde, porque parece que la única forma de ser un critiano auténtico es la de colocarse en un lugar discreto mirando el suelo y dándose golpes en el pecho reconociendo que es un pecador, dando así ocasión al amor de Dios para que se revele plenamente.
    Ni que decir tiene qque hay en esta "místicadel pecado" aspectos positivos y negativos:No importa tanto evitar el pecado como tener confianza en la gracia de Dios que nos libera...la rectitud moral y la lucha contra el mal serían mera hipocresía y presunción; mientras que la única manera de presentarnos ante Dios de una manera "exitosa y digna"sería como unos pobrecitos náufragos, vencidos por la culpa y el fracaso.

    El pecado de Adán y Eva nos ha convertido en unos hijos autoexiliados de la "Casa del Padre"y del mundo de la Gracia(también y ,sobre todo a nivel eclesial) Todos compartimos una experiencia de fragmentación, de conflicto del corazón que no nos permite ser felices. La Gaudium et spes del Concilio Vat II ha puesto de manifiesto el contraste que el Hombre experimenta entre su vocación original y la situación de miseria moral que está viviendo, en contínua lucha entre el bien y el mal, incapaz, por sí mismo , de vencer los ataques del Maligno.La experiencia de un mal moral que nadie lo puede evitar y que sólo lo puede vencer con la ayuda de Dios a través de los Sacramentos.
    Importante saber reconocer ciertos impulsos espontáneos suscitados por el Espíritu Santo entre otros impulsos, también espontáneos,del Hombre que lo empujan al mal.Estos desórdenes provocados por la "concupiscencia"no son pecado, pero predisponen a ello porque al final, acabas haciendo lo que no querías hacer...

    Jahvé, Dios, expulsó a nuestros primeros padres del Eden en donde los había puesto,¡Qué drama! Dios los llama y les tiende la Mano: los viste con una túnica de pelo y les anuncia la victoria escatológica.(Gén2-3).

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