domingo, 13 de enero de 2013

LA PALABRA, PRUEBA DE TU AMOR.


Sí, tú nos has amado primero para que nosotros te amemos. No tienes necesidad de nuestro amor, pero solo amándote podíamos llegar al fin por el cual nos habías creado. Por eso, en distintas ocasiones y de muchas maneras habló Dios antiguamente a nuestros padres por los Profetas. Ahora, en esta etapa final, nos has hablado por tu Hijo, tu Verbo. Para ti, hablar a través de tu Hijo no es otra cosa que poner a pleno sol, hacer ver con toda claridad, cuanto y cómo nos has amado, puesto que no te has ahorrado a tu propio Hijo, sino que lo has entregado por todos. Y también, él nos ha amado y se entregó a sí mismo por nosotros.

Así es tu Palabra, el Verbo todopoderoso que nos diriges, Señor. Cuando todo estaba en profundo silencio, es decir, en lo más profundo del error, descendió de la mansión real para abatir duramente el error y poner suavemente en valor el amor. Y todo lo que ha hecho, todo lo que ha dicho y padecido en la tierra, incluso los oprobios, los salivazos y las bofetadas, la cruz y el sepulcro, no ha sido otra cosa que tu palabra dirigida a nosotros por tu Hijo, palabra provocadora de amor,  palabra que despertaba en nosotros el amor a ti. Es efecto, tú sabías, Creador de las almas, que las almas de los hijos del hombre no pueden ser forzadas a amar, sino que es preciso provocarlas. Has querido que te amaramos porque no podíamos ser salvados si no es amándote.


Guillermo de SAINT THIERRY

(1085 – 1148)

No hay comentarios:

Publicar un comentario