domingo, 24 de febrero de 2013

MOISÉS Y ELÍAS HABLABAN CON JESÚS



Hoy, en lo alto del monte Tabor, aparece misteriosamente la condición de la vida futura y el reino del gozo. Hoy, de manera sorprendente, los antiguos mensajeros de la Antigua y de la Nueva Alianza, portadores de un misterio lleno de paradojas, se reúnen en el monte junto a Dios. Hoy, en el monte Tabor, se esboza el  misterio de la cruz que, a través de la muerte, da la vida. Igual que Cristo fue crucificado entre dos hombres en el monte Calvario, así se levanta lleno de majestad entre Moisés y Elías. La fiesta de hoy nos muestra este otro Sinaí, montaña tanto más preciosa que el Sinaí por sus maravillas y sus acontecimientos: por su teofanía sobrepasa las visiones divinas figuradas y oscuras.

¡Alégrate, oh Creador de todas las cosas, Cristo Rey, Hijo de Dios resplandeciente de luz, que has transfigurado a tu imagen toda la creación y la has recreado de manera maravillosa! ¡Y alégrate tú, oh imagen del reino celestial, santísimo monte Tabor que sobrepasas en belleza todos los montes! Monte Gólgota y monte de los Olivos, cantad juntos un himno y alegraos; cantad a Cristo con una sola voz en el monte Tabor y celebradlo todos juntos!

ANASTASIO DEL SINAÍ
(SIGLO VII)


La Transfiguración de Jesucristo en el monte Tabor es quizás uno de los acontecimientos más extraños a la mentalidad de hoy, pues estamos acostumbrados a pensar conceptos y a imaginar formas, por eso, intentamos imaginar cómo sería esta nueva forma de Cristo. Los antiguos Padres ya destacaron que la transfiguración era un regalo que Dios hizo a los apóstoles presentes, quitando el velo de sus ojos, para hacerles ver en la humanidad de Cristo, en su rostro concreto, la luz del Dios inaccesible,  por tanto , se trata de un gesto de la caridad de Dios hacia los apóstoles para mantenerlos en la relación con Cristo, de manera que cuando vieran ese rostro escupido, ensangrentado y humillado, permanecieran firmes, seguros de que ese mismo rostro era el rostro del Hijo de Dios que no podría ser vencido por el mal.

Marko I. RUPNIK  SJ.

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