miércoles, 4 de diciembre de 2013

ORACIÓN Y PALABRA.

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La oración es un dialogo en que lleva la iniciativa la Palabra de Dios y en el que previamente solo podemos ser oyentes. Lo decisivo es que escuchemos la palabra de Dios y encontremos en ella la respuesta a Dios. Su palabra es la verdad que nos ha sido revelada, mientras que en el hombre no hay ninguna verdad última, incuestionable; esto lo sabe el hombre que mira pensativo a Dios y se desnuda ante él. La palabra de Dios nos invita a comulgar juntos en la verdad.
La palabra de Dios es una escala arrojada desde lo alto de la borda para que nosotros, como náufragos a punto de ahogarnos, subamos a la nave salvadora. Es la alfombra que a nuestros pies se despliega para llevarnos al trono del Padre. Es la lámpara que brilla en la oscuridad del mundo que calla y recusa la respuesta, y a cuyo resplandor se amansan mortificantes enigmas y consiguen nuestra aquiescencia. La palabra de Dios es, finalmente Dios mismo, lo más vivo, lo más entrañable de su ser: su Hijo unigénito, de la misma naturaleza que él, enviado al mundo por él para redimirlo. Y así nos lo dice desde el cielo, dirigiéndose a la Palabra, que mora en la tierra: Este es mi Hijo amado, ¡escuchadle!.


Hans URS VON BALTHASAR

(1905 – 1988)

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