viernes, 27 de diciembre de 2013

SAN JUAN EVANGELISTA.

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El Redentor no quiere que falte en el pesebre quien en vida le fue particularmente querido: el discípulo que amaba. Por eso su fiesta viene inmediatamente después del 25 de diciembre. Él se nos presenta como la imagen de la pureza virginal. Porque era puro, agradó al Señor. Él se apoyó sobre el pecho de Jesús y allí fue iniciado en los misterios del Corazón divino. Nadie ha contemplado tan profundamente los abismos escondidos de la vida divina como él. Por eso Juan proclama solemne y secretamente el misterio del eterno nacimiento del Verbo divino. Él experimentó las luchas del Señor tan de cerca como solo lo puede hacer un alma que ama esponsalmente. Cuidadosamente ha guardado y nos ha transmitido testimonios en los cuales el Redentor confesó su divinidad, frente a amigos y enemigos. Por él sabemos qué papel nos corresponde en la vida de Cristo y en la vida del Dios trinitario.
Juan, junto al pesebre, nos dice: “Mirad lo que se concede a quien se entrega a Dios con corazón puro. Estos participarán de la total e inagotable plenitud de la vida humana-divina de Cristo como recompensa real. Venid y bebed de la fuente de agua viva que el Salvador abre a los sedientos y que continúan manando en la vida eterna. La Palabra se hizo carne y está ante nosotros bajo la forma de un niño recién nacido.

Sta  TERESA-BENEDICTA DE LA CRUZ (Edith Stein).

1891 – 1942)

miércoles, 25 de diciembre de 2013

LOS PASTORES.



Dice el Evangelio que los pastores estaban al raso, velando por turnos. En esa situación están envueltos por la gloria del cielo. Es como si se nos dijera que quien no se protege del cielo, quien no se siente amenazado por Dios, sino que permanece en la esperanza, puede conocerlo. Y también nos dice que él desea entrar en relación con el hombre. En la liturgia de la iglesia podemos sentir algo semejante, porque Dios sigue visitándonos. De manera especial lo reconocemos en el Gloria. Para introducirnos en ese misterio y tomar conciencia de ello, es preciso no protegerse ni poner obstáculos entre nuestra vida y el cielo.
Al mismo tiempo, aquellos hombres permanecían en vela. Tenían que custodiar el rebaño, pero no frente a las amenazas de lo alto, sino de las alimañas y los ladrones. También debemos cuidar nuestro corazón. Insisten los comentaristas en que los pastores son los primeros en conocer el nacimiento de Jesús precisamente porque están atentos. Hay muchísimas cosas que pueden distraernos de lo esencial. Sabemos que es fácil, incluso en estas fiestas tan señaladas, ocuparnos en muchas cosas y olvidar lo que celebramos. Por eso debemos oír de nuevo que un niño envuelto en pañales y acostado en un pesebre nos espera.
La señal era pequeña, pero el anuncio es una gran alegría porque nace el Mesías. Solo quien es profundamente conciente de que necesita ser salvado entiende el valor de un indicio por humilde que sea. Si queda alguna reticencia, debemos hacer como los pastores y animarnos los unos a los otros para ir a Belén, hacia Jesús que se acerca pequeño para que no le temamos y despertar el amor en nuestro corazón.
En la ciudad de Belén, los pastores encuentran también a María y a José. De ellos aprendieron a mirar a Jesús, y con ellos encontraron la paz y el saber como mirar a Jesús. Luego salieron a contar a los demás lo que han visto, prolongando el canto de los ángeles del cielo. Como también nosotros tenemos que comunicar a los demás nuestro encuentro.


David AMADO FERNÁNDEZ

martes, 24 de diciembre de 2013

"EL SEÑOR SALVA"

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María dio a luz a su hijo primogénito y le puso por nombre Jesús. Así pues, el nombre de Jesús es el del hijo que, nacido de la Virgen y según la explicación del ángel, significa que él salvará a su pueblo de los pecados. Evidentemente también es él quien salvará de la destrucción del alma y del cuerpo, que son las secuelas del pecado.
En cuanto al nombre de Cristo, éste es el título de una dignidad sacerdotal y real. Porque en la Ley antigua a los sacerdotes y reyes se les llamaba “cristo” a causa de la crismación. Esta unción con aceite santa prefiguraba a aquel que, al venir al mundo como verdadero rey y sacerdote, ha sido ungido con aceite de júbilo entre todos sus compañeros. Por esta unción o crismación, a Cristo en persona y a los que participan de la misma unción, es decir, de la gracia espiritual, se les llama “cristianos”. Por el hecho de ser el Salvador, Cristo puede salvarnos de nuestros pecados; por el hecho de ser sacerdote, nos puede reconciliar con Dios Padre; por el hecho de ser rey, se digna darnos el reino eterno de su Padre.

San BEDA EL VENERABLE.

(673 – 735)

domingo, 22 de diciembre de 2013

ORACIÓN A MARÍA DE SANTA TERESA DEL NIÑO JESÚS.



Te amo 
cuando proclamas que eres la sierva del Señor                                                                                                                   
 a quien tú con tu humildad cautivas.
Está es la gran virtud que te hace tan potente
y a tu corazón lleva la Santa Trinidad.
María, tú lo sabes: como tú, a pesar de ser pequeña,
poseo y tengo en mí al Todopoderoso.
Mas no me asusta mi gran debilidad,
pues todos los tesoros de la madre
son también de la hija,
y yo soy hija tuya, Madre mía querida.
Tú me haces comprender que no me es imposible
caminar tras tus huellas, ¡oh Reina de los santos!
Nos hiciste visible el estrecho camino que va al cielo
con la constante práctica de virtudes humildes.
Al verte ir presurosa donde tu prima Isabel,
de tí aprendo, María, a practicar la caridad ardiente.
En casa de Isabel, escucho, de rodillas,
el cántico sagrado, ¡oh Reina de los Ángeles!
que de tu corazón brota exaltado.
Tus palabras de amor son las místicas rosas
que envolverán en su perfume vivo
a los siglos futuros.
En ti, el Omnipotente obró sus maravillas,
yo quiero meditarlas y bendecir a Dios.

Santa TERESA DEL NIÑO JESÚS

/1873 – 1897) 

jueves, 19 de diciembre de 2013

LA BIBLÍA.

La Biblia no nos habla de Dios a la manera de los otros libros, sino que en ella, Dios nos habla de sí mismo, lo cual es distinto. Tanto el Antiguo como el Nuevo Testamento son Palabra de Dios, palabra viva y vivificante. Existe ciertamente en la Biblia –además de la narración de hechos históricos- todo un sublime cuerpo de enseñanza; de ella se desprende una profunda filosofía, y todo un conjunto de principios éticos. Pero la presentación de todo ese tesoro de verdades se efectúa de modo concreto, vivo; porque está ligado a acontecimientos reales: intervenciones de Dios en la historia como los primeros capítulos del Génesis al narrarnos los orígenes del mundo y del hombre. Contienen una profunda enseñanza no solo de orden sobrenatural, sino también natural, como que Dios creó de la nada todos los seres; cuando leemos que Dios creó el cielo y la tierra, vemos inmediatamente que Dios es creador y trascendente al mundo; que el hombre es criatura de Dios.
La Biblia contiene lo más importante de la historia humana en orden a nuestra salvación. A través de esa historia, y como motor interno que lo impulsa, hay otra realidad, histórica también, menos perceptibles: los impulsos, fuerzas y sentimientos que Dios ha ido poniendo en los protagonistas de esa historia o en los autores sagrados que pusieron por escrito tales acontecimientos. Hay, pues, en el interior de esa historia humana como otra historia que hace Dios a través de nosotros los hombres a favor nuestro y con nuestra colaboración, o a pesar de nosotros. Fundamentalmente la Biblia es Historia de la salvación, o mejor dicho la historia de la salvación divina de los hombres. Y en el medio de ella se alza la clave para entender esa historia: la Muerte y Resurrección de Jesús. En efecto la Cruz es la gran explicación de esa historia: salvar al mundo. Es cumplimiento, realidad, aunque también en esperanza y en fe, hasta que llegue la consumación de los siglos.

Josemaría ESCRIVA DE BALAGUER.

domingo, 15 de diciembre de 2013

LA TENTACIÓN.


 

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Las tentaciones no deben asustarte; a través de ellas Dios quiere probar y fortificar tu alma, y Él te da, al mismo tiempo, la fuerza para vencerlas. Hasta aquí tu vida ha sido la de un niño; desde ahora el Señor quiere tratarte como adulto. Ahora bien, las pruebas de un adulto son muy superiores a las de un niño, y esto explica por qué tú, al principio, te turbas tanto. Pero la vida de tu alma pronto recuperará la tranquilidad. Ten un poco de paciencia, y todo irá mejorando.

Deja, pues, caer estas vanas aprensiones. Acuérdate de que no es la sugestión del Maligno la que hace la falta, sino más bien el consentimiento que se da a estas sugestiones. Solamente una voluntad libre es capaz del bien y del mal. Pero cuando la voluntad gime por el efecto de la prueba infligida por el Tentador y cuando ella no quiere lo que este le propone, no solamente no hay falta, sino que hay virtud.

Guárdate mucho de  caer en la agitación cuando luchas contre tus tentaciones, porque no haría sino fortificarlas. Es necesario tratarlas con desprecio y no ocuparte más de ellas. Vuelve tu pensamiento hacia Jesús crucificado, su cuerpo puesto en tus brazos, y di: “¡Esta es mi esperanza, la fuente de mi gozo! Me uno a Él con todo mi ser, y no te dejará hasta que no me hayas dado seguridad.

San PIO DE PIETRELCINA

miércoles, 11 de diciembre de 2013

LA DISPONIBILIDAD.



Es este un aspecto fundamental en lo tocante a las relaciones de unos con otros, y con Dios. En cada encuentro con una persona, sea cual sea su duración, debemos transmitir la sensación de estar disponibles en ese momento al cien por cien, y de no tener ninguna preocupación ni otra cosa que hacer que estar con esa persona y vivir con ella lo que haya que vivir en ese instante, todo el tiempo que haga falta. Y no es una simple cuestión de cortesía, sino una verdadera disponibilidad de corazón. Esto es algo que cuesta mucho, porque tenemos un fuerte instinto de propiedad en lo relativo al tiempo, y el hecho de no poder dominarlo a nuestro antojo crea en nosotros cierta inseguridad. Pero el amor auténtico tiene este precio, si Jesús nos pide que no nos dejemos inquietar, lo hace lleno de compasión y ternura, y sobre todo con el fin de guardar la calidad de nuestra relación: un corazón habitado por la inquietud y la preocupación no se encuentra disponible para nadie y es incapaz de hacer de cada encuentro un momento de verdadera comunión del que el corazón salga contento. Los padres deben recordar que los niños pueden pasarse sin su presencia y sin reclamar constantemente su atención solo si disponen habitualmente de algunos momentos durante los cuales perciben que papá y mamá no tienen otra cosa que hacer que dedicarse a ellos.
Lo mismo si en lugar de confiar a Dios nuestras inquietudes nos dejamos devorar por ellas y no podemos dedicarle un tiempo, seremos incapaces de proporcionar calidad a nuestra presencia, incluso aunque hagamos muchas cosas en su nombre.

Jacques PHILIPPE.    

La libertad interior.



domingo, 8 de diciembre de 2013

LA CEGUERA DE LOS HOMBRES.


 “Cuando creé a Adán, le di el don de poderme ver

y por ese don establecerse en  la dignidad

de los ángeles…

Con sus ojos corporales veía todo lo que yo había creado

Pero también con los ojos de la inteligencia veía mi rostro,

Me veía a mí, que soy su Creador.

Contemplaba mi gloria

y conversaba conmigo en todo momento.

Pero cuando transgrediendo mi mandato, saboreó el árbol,

se volvió ciego,

y  cayó en la oscuridad de la muerte.

Pero me apiadé de él y vine de lo alto.

Yo, el absolutamente invisible,

compartí con él la opacidad de la carne.

recibiendo de la carne un principio,

llegué a ser hombre y fui visto por todos.

 

¿Por qué, pues, acepté hacer todo esto?

Porque la verdadera razón de haber creado a Adán es ésta:

Que me pudiera ver.

 

No podía soportar estar en la gloria divina

y abandonar a los que había creado con mis manos;

Por eso, me hice en todo semejante a los hombres,

corpóreo con los corpóreos

y me uní voluntariamente a ellos.

 

Ves cual es mi deseo de ser visto por los hombres…

¿Cómo puedes decir que me escondo de ti,

Que no me dejo ver?

En verdad yo brillo, pero tú no me miras.

 

San SIMÓN EL NUEVO TEÓLOGO

(Monje ortodoxo,  949 – 1022)

 

miércoles, 4 de diciembre de 2013

ORACIÓN Y PALABRA.

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La oración es un dialogo en que lleva la iniciativa la Palabra de Dios y en el que previamente solo podemos ser oyentes. Lo decisivo es que escuchemos la palabra de Dios y encontremos en ella la respuesta a Dios. Su palabra es la verdad que nos ha sido revelada, mientras que en el hombre no hay ninguna verdad última, incuestionable; esto lo sabe el hombre que mira pensativo a Dios y se desnuda ante él. La palabra de Dios nos invita a comulgar juntos en la verdad.
La palabra de Dios es una escala arrojada desde lo alto de la borda para que nosotros, como náufragos a punto de ahogarnos, subamos a la nave salvadora. Es la alfombra que a nuestros pies se despliega para llevarnos al trono del Padre. Es la lámpara que brilla en la oscuridad del mundo que calla y recusa la respuesta, y a cuyo resplandor se amansan mortificantes enigmas y consiguen nuestra aquiescencia. La palabra de Dios es, finalmente Dios mismo, lo más vivo, lo más entrañable de su ser: su Hijo unigénito, de la misma naturaleza que él, enviado al mundo por él para redimirlo. Y así nos lo dice desde el cielo, dirigiéndose a la Palabra, que mora en la tierra: Este es mi Hijo amado, ¡escuchadle!.


Hans URS VON BALTHASAR

(1905 – 1988)

domingo, 1 de diciembre de 2013

LA ORACIÓN DE SAN PATRICIO.




San Patricio fue uno de los más grandes hombres de acción y de oración que ha visto el mundo,  -se parece mucho a San Pablo- . La mentalidad de S. Patricio se nos revela en su famosa oración, llena del espíritu de San Pablo, llena del espíritu de Cristo mismo:
“Cristo ante mí, Cristo detrás de mí, alrededor de mí, Cristo hoy dentro de mí y fuera de mí. Cristo, el humilde y el manso. Cristo el todopoderoso en el corazón de cada uno a quien hablo, en la boca de cada uno que me habla, en todos los que pasan cerca de mí o me ven o me oyen.” Y nos cuenta como oyó las palabras aquellas: “Aquel que entregó su vida por ti, está orando en ti”. En otra ocasión escribe: “Le vi. orando en mí”, y después de decir que era el Paráclito quien oraba dentro de él, recuerda la promesa de San Pablo de que el Espíritu Santo socorría a las flaquezas de nuestra oración. Aquí tenemos el secreto de la oración de San Patricio, el secreto de su vida interior y, de hecho, el éxito monumental de su vida activa, unión  con Dios en su propia alma, y servicio de Dios en el alma de su prójimo. No hay cristiano que no pueda imitar ese ejemplo.

Eugène BOYLAN.



LA LIBERTAD DEL HOMBRE.




Ahora, Israel, ¿Qué es lo que te exige el Señor, tu Dios? Que temas al Señor, tu Dios, que sigas sus caminos y lo ames, que sirvas al Señor, tu Dios, con todo tu corazón con toda tu alma, que guardes los preceptos del Señor, tu Dios, y los mandatos que yo te mando hoy. ¡Al escuchar estas palabras deben enrojecer los que niegan que la salvación del hombre dependa de su libertad! ¿Acaso Dios podría pedir alguna cosa al hombre si éste no fuera capaz de responder a su petición? Porque el don de Dios existe, pero también debe existir la contribución del hombre. Por ejemplo, estaba en poder del hombre que una moneda de oro produjera otras diez o que produjera otras cinco; pero pertenece a Dios que el hombre posea esta moneda de ora con la cual ha podido ganar otras diez. Cuando el hombre ha presentado a Dios las otras diez monedas de oro ganadas por él, ese ha recibido un nuevo don: el poder y la realeza sobre diez ciudades.
Igualmente, Dios pidió a Abrahán que le ofreciera a su hijo Isaac. Abrahán sin dudar, ofreció a su hijo único: lo colocó sobre el altar y empuño el cuchillo para degollarlo; pero inmediatamente lo retuvo una voz y se le dio un carnero para inmolarlo en lugar de su hijo. Ya lo ves: lo que ofrecemos a Dios queda para nosotros; pero se nos pide la ofrenda a fin de que, presentándola, demos testimonio de nuestro amor y de nuestra fe en Él.

ORÍGENES.

(185 – 253)