domingo, 16 de marzo de 2014

LA NECESIDAD DE SER (2).


 
No podemos identificar a la persona con la suma de sus aptitudes: es mucho más que eso. No se puede juzgar a alguien solamente por sus facultades; cada persona posee un valor y una dignidad únicas independientes de su “saber hacer”. Y, si no se percibe así, existe el grave peligro de, frente a un fracaso, caer en una profunda crisis existencial; o de mantener respeto a los demás una actitud de menosprecio cuando nos topemos con sus limitaciones o con su falta de capacidad. Todo ello puede malograr las relaciones entre personas e impedirles acceder a esa gratuidad de la que hemos hablado, y que es propia del amor. ¿Qué lugar queda para los pobres o los discapacitados en un mundo en el que la persona sólo existe en función de su eficacia, o del bien visible que está en situación de producir?

 
Jacques PHILIPPE

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