sábado, 26 de julio de 2014

LA CIZAÑA.


 El método del diablo es el de mezclar siempre la verdad con el error, revestido este con las apariencias y colores de la verdad, de manera que pueda seducir fácilmente a los que se dejan engañar. Por eso, el Señor solo habla de la cizaña porque esta planta se parece al trigo. Seguidamente indica como lo hace para engañar: Mientras la gente dormía. Cristo nos dice todo esto para enseñarnos a no dormirnos, de ahí la necesidad de la vigilancia de un guardia. Y también nos dice: Él que persevere hasta el final se salvará.
Considera ahora el celo de los criados: quieren arrancar la cizaña inmediatamente; es cierto que, aunque les falte reflexión, dan prueba de su solicitud por la simiente. No buscan vengarse del que ha sembrado la cizaña, sino salvar la cosecha; por eso quieren extirpar totalmente el mal del campo. ¿Y qué responde el Maestro? Se lo impide por dos razones: la primera, por temor a perjudicar el trigo; la segunda, por la certeza de que un castigo inevitable se abatirá sobre los que están afectados de esa enfermedad mortal. Si queremos que se les castigue sin que se perjudique la cosecha, debemos esperar el momento conveniente. Por otra parte, ¿Es posible que una parte de esa cizaña se convierta en trigo? Podría ser  pero si lo arrancáis ahora podéis perjudicar su cambio, o la próxima cosecha arrancando a los que podrían llegar a ser mejores.
 
San JUAN CRISOSTOMO.
            (349  -  407)

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