martes, 25 de julio de 2017

YAHVÉ, "YO SOY EL QUE SOY"




En el libro del Apocalipsis, el adversario de Dios, la Bestia, no lleva un nombre sino cantidad: 666. La Bestia es número y transforma en números. Nosotros, los que hemos tenido la experiencia de los campos de concen­tración, sabemos lo que esto significa; su horror viene precisamente por eso, porque borran sus rostros... Dios, él mismo, tiene nombres y llama por un nombre. Es persona y busca a las personas. Tiene un rostro y busca nuestro rostro. Tiene un corazón y busca nuestro cora­zón. Para él, no somos los que ejercemos una función en la gran máquina del mundo. El nombre es la posi­bilidad de ser llamado, es la comunión.

Por eso, Cristo, el verdadero Moisés, es en quien fina­liza la revelación del nombre. Él no viene a traernos, como nombre, una palabra nueva; hace mucho más: él mismo es el rostro de Dios. Él mismo es el nombre de Dios; es la posibilidad misma que tiene Dios de ser llamado «tú», de ser llamado como persona, como corazón. Su nombre propio, «Jesús», es el que lleva a término el nombre misterioso de la zarza ardiente; así ahora aparece claramente que Dios no había dicho la última palabra. El nombre de Jesús contiene la pala­bra «Yahvé» en su forma hebraica y le añade otra: «Dios salva». Yahvé, «Yo soy el que soy», a partir de Jesús, quiere decir: «Yo soy el que os salva». Su ser es salvación.

JOSEPH RATZINCER
Teólogo alemán del siglo XX, perito en el Concilio vaticano II.
Papa emérito Benedicto XVI.

No hay comentarios:

Publicar un comentario