viernes, 13 de julio de 2018

EL SUFRIMIENTO.


La grandeza de la humanidad viene determinada esencialmente por su relación con el sufrimiento y el que sufre... La palabra latina «con-solatío», consolación, lo expresa de manera muy bella, sugiriendo un «ser-con» en la soledad, que entonces ya no es soledad. La capacidad de aceptar el sufrimiento por amor al bien, a la verdad y a la justicia es constitutiva de la grandeza de la humanidad porque, en definitiva, si mi bienestar personal y mi integridad son más importantes que la verdad y la justicia, entonces prevalece el dominio del más fuerte; entonces reina la violencia y la mentira...



Sufrir con el otro, por los otros; sufrir por amor a la verdad y a la justicia; sufrir a causa del amor para lle­gar a ser una persona que ama de veras son elementos fundamentales de humanidad; su abandono destrui­ría al mismo hombre. Pero una vez más surge la pre­gunta: ¿somos capaces de ello?... En la historia de la humanidad, la fe cristiana tiene, precisamente, el mérito de haber suscitado en el hombre, de manera nueva y mas profunda, la capacidad de sufrir de esta forma que es decisiva para su humanidad. La fe cristiana nos ha enseñado que la verdad, la justicia y el amor no son simplemente ideales, sino realidades de una enorme densidad. En efecto, nos ha enseñado que Dios -la Verdad y el Amor en persona- ha querido sufrir por nosotros y con nosotros.
Benedicto XVI
Papa emérito de la Iglesia católica tras casi 8 años de pontificado (1927-).


No hay comentarios:

Publicar un comentario