sábado, 14 de septiembre de 2013

LA FAMILIA EN LA PRIMERA ALIANZA.


 

 

La familia – la tribu, el clan – constituía la identidad primordial de un hombre o una mujer. Dictaba donde debían vivir, como tenían que trabajar y con quien tenían que casarse. La unidad de la familia era el vínculo de la alianza con todos sus derechos, deberes y lealtades. En el vocabulario, el miembro superior recibía el nombre de “padre”, su inferior el de “hijo”, y los miembros semejantes el de “hermanos”.

Cada una de esas amplías familias constituía una unidad económica. La palabra “economía” procede de la griega oikonomía que significa “ley de la casa”. El puesto del mercado, con sus compras y sus ventas, era un asunto familiar; la profesión de un hombre no era tanto el resultado de una elección personal, sino que obedecía a las necesidades familiares.

Cada una de esas amplías familias era una unidad militar. La familia miraba por sí misma y estaba preparada para defender a su gente, su tierra y su negocio. Si un miembro estaba cautivo, la familia enviaba a un pariente – redentor – en hebreo:" go ‘ el", para rescatar a la víctima o vengar el crimen.

Cada una de esas amplías familias era una unidad religiosa. Toda la familia estaba unida en la profesión de la religión y en la práctica de los sacrificios. Los padres representaban el papel sacerdotal, ofrecían el sacrificio por su familia y transmitían el oficio a sus hijos primogénitos.

Cada una de esas amplías familias estaba gobernada por tribunales propios. La familia solía decidir sobre sus disputas internas y juzgaba los delitos cometidos por sus miembros, contra sus miembros o en sus tierras. Los más ancianos de la tribu ejercían de jueces.

 

Scott HAHN

 

 

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