sábado, 13 de diciembre de 2014

EN BELÉN, UN LUGAR INDETERMINADO.



No es casual que la descripción del nacimiento  de Jesús sea tan breve y mínima en detalles. Salvo que había un pesebre, según el texto evangélico : Jesús no nació en un lugar concreto y bajo un techo concreto, porque Jesús no es de nadie (en particular), porque es de todos. Incluso el término de "cueva" procede de los evangelios apócrifos. Que fuera un establo, sí que puede deducirse por el pesebre. Lo demás queda a rellenar por nuestra imaginación y devoción.

Allí se va echando la noche, y cada vez más mascable, el silencio. De pronto José da un salto y entra a trompicones en el interior. Ha oído el llanto de un Niño. María está sentada en su jergón, radiante de gozo, perdida en su sorpresa: Jesús recién nacido, en la invalidez y la figura normal de un recién nacido..

A unos pocos kilómetros había unos pastores con sus rebaños. Advierten un extraño fenómeno. Avisan a sus compañeros y ven una nube luminosa creciendo. De ella se adelanta un ángel y a los despavoridos pastores les da la señal indiscutible de Dios: ¡No temáis! ¡os ha nacido un Salvador, el Mesías, el Señor! Y la señal es para en algo tan simple como unos pañales, y tan vuestro como un pesebre. Y allí fueron, llevados de un sentimiento profundo, y no le quitaban ojo al Niño.....

 

 

Manuel CANTERO PEREZ  S.J.

 

 

 

 

 

 

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