lunes, 4 de julio de 2016

EUCARISTÍA, SACRAMENTO DE UNIDAD.


El pan es uno, y así nosotros, aunque somos muchos, formamos un solo cuerpo, porque comemos todos del mismo pan. La consecuencia es clara: no podemos comulgar con el Señor si no comulgamos entre noso­tros. Si queremos presentaips ante él, también debe­mos ponernos en camino para ir al encuentro unos de otros. Por eso, es necesario aprender la gran lección del perdón: no dejar que se insinúe en el corazón la poli­lla del resentimiento, sino abrir el corazón a la mag­nanimidad de la escucha del otro, abrir el corazón a la comprensión del otro.

La Eucaristía es sacramento de la unidad. Pero, por desgracia, los cristianos están divididos, precisamente en el sacramento de la unidad. Por eso, sostenidos por la Eucaristía, debemos sentirnos estimulados a tender con todas nuestras fuerzas a la unidad plena que Cristo deseó ardientemente en el Cenáculo. Quisiera reafir­mar mi voluntad de asumir el compromiso fundamental de trabajar con todas mis energías en favor del resta­blecimiento de la unidad plena y visible de todos los seguidores de Cristo. Soy consciente de que para eso no bastan las manifestaciones de buenos sentimientos. Hacen falta gestos concretos que entren en los cora­zones y sacudan las conciencias, estimulando a cada uno a la conversión interior, que es el requisito de todo progreso en el camino del ecumenismo.

Benedicto XVI

1 comentario:

  1. la Eucaristía somos todos, si se comulga no perdonando a nuestro prójimo es como quedarse a medias.

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