viernes, 16 de septiembre de 2016

PRUDENCIA Y SENCILLEZ.


Nuestro Señor Jesucristo pide de nosotros la simpli­cidad de la paloma, que consiste en decir las cosas con sencillez, tal y como se piensan, sin reflexiones inútiles, y actuar lisa y llanamente, sin disfraz, ni artificio, mi­rando sólo a Dios; para esto, cada uno de nosotros se esforzará por hacer todas las cosas con el mismo espí­ritu de sencillez, pensando que a Dios le gusta comu­nicarse con los sencillos y revelarles los secretos que tiene escondidos a los sabios y a los prudentes de este mundo. Pero al mismo tiempo que Jesucristo nos re­comienda la sencillez de la paloma, nos sugiere usar la prudencia de la serpiente, que es una virtud que nos hace hablar y actuar con discreción.

Luego añade: Tened cuidado; los hombres os lleva­rán ante los tribunales por mi causa. Pero cuando os entreguen, no estéis preocupados por lo que diréis. Habla primero de la prudencia y luego de la sencillez; la una es para ir como ovejas en medio de los lobos, donde corren riesgo de ser maltratados. Sed pruden­tes, les dice, estad alerta, y, sin embargo, sed sencillos.


Tened cuidado de los hombres: tened cuidado según la prudencia; pero, si sois llevados delante de los jueces, no temáis por vuestras respuestas. He aquí la sencillez. Ved que nuestro Señor une estas dos virtudes pues quiere que nos sirvamos de ellas en la misma ocasión.
San Vicente de Paúl


No hay comentarios:

Publicar un comentario