jueves, 17 de agosto de 2017

CRISTO, RIQUEZA DE LA IGLESIA.


Por lo que a mí respecta, me atrevo a decir que si la Iglesia no fuera lo que pretende ser, si no viviera esencialmente de su fe en Jesucristo, de aquella fe que el apóstol Pedro proclamó en el camino de Cesarea, no esperaría a que me decepcionara en sus logros humanos para separarme de ella...

Si Jesucristo no constituye su riqueza, la Iglesia es miserable. Si el Espíritu de Jesucristo no florece en ella, la Iglesia es estéril. Su edificio amenaza ruina si no es Jesucristo su arquitecto y si el Espíritu Santo no es el cimiento de las piedras vivas con que está construida Toda su doctrina es mentira si no anuncia la Verdad que es Jesucristo. Toda su gloria es vana si no la funda en la humanidad de Jesucristo. Su mismo nombre nos resulta extraño si no evoca inmediatamente en nosotros el único Nombre que les ha sido dado a los hombres para que alcancen su salud. La Iglesia no significa nada para nosotros si no es el sacramento, el signo eficaz de Jesucristo.

Henrid Lubac

Cardenal jesuíta francés, fue uno de los teólogo-, más Influyentes del siglo XX. Influyó hondamente en la teología del Concilio Vaticano II (1896 1991)

No hay comentarios:

Publicar un comentario