martes, 21 de agosto de 2018

JESÚS, HEREDERO DE LA PALABRA DEL PADRE.


La principal causa por que en la Ley de escritura eran lícitas las preguntas que se hacían a Dios, y convenía que los profetas y sacerdotes quisiesen revelaciones y visiones de Dios, era porque aún entonces no estaba bien fundamentada la fe ni establecida la Ley evan­gélica. Pero ya no hay para qué preguntarle de aque­lla manera, ni para qué él hable ya ni responda como entonces. Porque en darnos, como nos dio a su Hijo, que es una Palabra suya, que no tiene otra, todo nos lo habló junto y de una vez en esta sola Palabra, y no tiene más que hablar. Y este es el sentido de aquella autoridad con que dice san Pablo a los hebreos: Lo que antiguamente habló Dios en los profetas a nuestros padres de muchos modos y de muchas maneras, ahora a la postre, en estos días nos lo ha hablado en el Hijo.


Por lo cual, el que ahora quisiese preguntar a Dios, o querer alguna visión o revelación, no solo haría una necedad, sino haría agravio a Dios, no poniendo los ojos totalmente en Cristo, sin querer otra alguna cosa o novedad. Porque le podría responder Dios de esta manera, diciendo: «Si te tengo ya habladas todas las
cosas en mi Palabra, que es mi Hijo, y no tengo otra, ¿qué te puedo yo ahora responder o revelar que sea más que eso? Pon los ojos solo en él, porque en él te lo tengo todo dicho y revelado, y hallarás en él aún más de lo que pides y deseas».

San Juan de la Cruz

Nace en Fontiveros, Avila. A instancias de santa Teresa, fue el primer religioso del Carmelo reformado. Doctor de la Iglesia por sus escritos místicos (1542?-1591).


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