viernes, 10 de agosto de 2018

LA FE ABRE LAS PUERTAS DEL REDIL.


En verdad os digo: Yo soy la puerta de las ovejas. Jesús acaba de abrir la puerta que antes estaba cerrada. El mismo es esta puerta. Reconozcámosle, entremos, y alegrémonos de haber entrado. Todos los que han venido antes de mí son ladrones y bandidos; aquí hay que leer: «Los que no han venido de mi parte». Los pro­fetas llegaron antes de su venida; ¿eran acaso ladrones y bandidos? De ninguna manera, pues ellos estaban con Cristo. El mismo los había enviado como mensajeros, guardando en sus manos el corazón de sus enviados. Yo soy el camino, la verdad y la vida, dice Jesús. Si él es la verdad, esos que estaban en la verdad estaban con él. Por el contrario, los que no vinieron de parte de él son unos ladrones y unos bandidos, porque no vinieron más que para saquear y hacer morir.


Pero los justos creyeron que él iba a venir, tal como nosotros creemos que ya ha venido. Los tiempos han cambiado, la fe es la misma. Una misma fe es la que une a los que creyeron que él iba a venir con los que creen que él ya ha venido. Nosotros vemos que, a pesar de ser en épocas diferentes, todos entran por la única puerta de la fe, es decir, por Cristo.


San Agustín

Oriundo de Tagaste (en la actual Argelia), fue obispo de Hipona.

Es uno de los cuatro grandes padres de la Iglesia latina. Es doctor de la Iglesia (354-430).

 


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