Partiendo de las palabras del
símbolo niceno-constantinopolitano que definen al Espíritu Santo como “Señor” y
“Dador de vida”, “que habló por los profetas” se amplia la perspectiva hasta
trazar una verdadera y propia historia del Espíritu Santo. Él siempre ha
actuado cuando de lo que se trataba era de dar la vida. Al principio, Adán era
una imagen inerte, hecha de barro; pero recibió un soplo, “un aliento de vida”
en él y el hombre se convirtió en un ser vivo. Cuando se trató de llamar a la
existencia al Nuevo Adán , también el Espíritu Santo intervino sobre María para
dar vida, en ella, al Salvador. En el Cenáculo, tenemos todavía un puñado de
hombres asustados e inciertos, una especie de cuerpo inerte, como el del primer
hombre, pero llega también aquí el soplo del Espíritu y aparece la Iglesia viva. Cada vez es
el Espíritu el que hace dar un salto de cualidad a la vida y a la historia de
la salvación.
Raniero CANTALAMESSA
...El Espíritu Santo procede del Padre por el Hijo.En la vida de Cristo está presente en la realización de su Concepción; luego vive en María todos los acontecimientos mesiánicos de nuestra redención, mora en María desde la eternidad preservándola de todo mal para que sea Inmaculada,y unge a Cristo.En la vida de la Iglesia está presente como enviado por el Padre como Maestro, inspirador de la Sagrada Escritura, de los Evangelistas, santificador y Protector de la Iglesia, Él es Quién la mantiene vigorosa, a pesar de los ataques de los enemigos. Es el regenerador del Pueblo de Dios por el Bautismo y por la Confirmación.Por la consagración episcopal lo reciben los Obispos y los Presbíteros; distribuye diversos carismas y permanece en las almas que están unidas a Cristo. También es el impulsor del apostolado seglar y de todos los movimientos misionales y ecuménicos que trabajan por la Paz de las naciones.
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