miércoles, 17 de abril de 2013

ENCONTRAR SU SITIO EN LA FAMILIA.


Ni por lamentarlo, las cosas van a cambiar. Hoy cada vez más tenemos familias “recompuestas”. En ellas, sobre todo es necesario  adoptar seres que no se han escogidos: los hijos de su pareja nacidos de una unión precedente. Y, claro, también los padres, hermanos y hermanas, tíos, primos…
Esta adopción puede ser alegre y benéfica – incluso reparadora – pero también puede traer una parte de violencia, tejida con renuncias y tensiones entre los protagonistas de esa historia colectiva. Cohabitar unos con otros, hacer converger las trayectorias vividas por los suyos y los otros en una experiencia autentica  de amor y vida es una tarea ardua que necesita una perseverancia paciente y porfiada, así como una buena dosis de fe.
Reflexionando sobre esos desafíos familiares de hoy, me viene a la cabeza la palabra de Jesús declarando que “hay varias estancias en la casa de mi Padre”. La mayor dificultad, el envite central de esa recomposición familial e incluso de toda vida de familia, es quizás antes de todo que cada uno encuentre su sitio exacto que le permitirá establecer relaciones autenticas y pacificas con los otros. Cuando Jesús habla de estancias, promete a sus discípulos que encontrarán su sitio y que el sitio de Pedro no será él de Pablo.
Esta imagen de la casa con numerosas estancias en la cual cada uno descubre su espacio, se refiere al Reino y a la Salvación. Pero, si el reino de Dios designa un mundo de relaciones renovadas entre Dios y los hombres, así como entre los hombres mismos, la imagen de esa casa puede representar a la familia donde cada uno ha encontrado su sitio adaptado a su historia y su futuro. ¡Ojala podamos encontrar y asumir nuestro sitio autentico en la estancia reservada en esa familia nueva y penetrar así en la morada que nos reserva el Padre!

Katell BERTHELOT


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