jueves, 27 de noviembre de 2014

TRABAJA DE TUS MANOS.


 

Ya comías, ya bebáis o hagáis cualquier cosa, hacedlo todo a gloria de Dios. El trabajo profesional es también apostolado, ocasión de entrega a los demás hombres para revelarles a Cristo y llevarlos hacia Dios Padre, consecuencia de la caridad que el Espíritu Santo derrama en las almas.  Entre las indicaciones que san Pablo hace a los Efesos sobre cómo debe manifestarse el cambio que ha supuesto en ellos su conversión, encontramos ésta: El que hurtaba, no hurte ya, antes bien, trabaje, ocupándose con sus manos en alguna tarea honesta, para tener con qué ayudar a quien tiene necesidad.

Los hombres tienen necesidad del pan de la tierra que sostenga sus vidas, y también del pan del cielo que ilumine y dé calor a sus corazones. Con vuestro trabajo mismo, con las iniciativas que se promuevan a partir de esa tarea, en vuestras conversaciones, en vuestro trato, podéis y debéis concretar ese precepto apostólico.

Si trabajamos con ese espíritu, nuestra vida, en medio de las limitaciones propias de la condición terrena, será un anticipo de la gloria del cielo, de esa comunidad con Dios y con los santos, en la que solo reinará el amor, la entrega, la fidelidad, la amistad, la alegría. En vuestra ocupación profesional, ordinaria y corriente, encontraréis la materia - real, consistente, valiosa - para realizar toda la vida cristiana, para actualizar la gracia que nos viene de Cristo.

 

San JOSEMARÍA ESCRIVÁ DE BALAGUER.       

(1902 - 1975)

 

 

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