martes, 7 de marzo de 2017

OTRAS BIENAVENTURANZAS.


Bienaventurado el siervo que devuelve todos los bie­nes al Señor Dios, porque quien retiene algo para sí, esconde en sí el dinero de su Señor Dios, y lo que creía tener se le quitará.

Bienaventurado el siervo que no se tiene por mejor cuando es engrandecido y exaltado por los hombres, que cuando es tenido por vil, simple y despreciado, porque cuanto es el hombre delante de Dios, tanto es y no más.

Bienaventurado aquel religioso que no encuentra pla­cer y alegría sino en las santísimas palabras y obras del Señor, y con ellas conduce a los hombres al amor de Dios con gozo y alegría.



Bienaventurado el siervo que, cuando habla, no mani­fiesta todas sus cosas con miras a la recompensa, y no es ligero para hablar, sino que prevé sabiamente lo que debe hablar y responder. ¡Ay de aquel religioso que no guarda en su corazón los bienes que el Señor le mues­tra y no los muestra a los otros con obras, sino que, con miras a la recompensa, ansia más bien mostrarlos a los hombres con palabras! Él recibe su recompensa, y los oyentes sacan poco fruto.
Bienaventurado el siervo que atesora en el cielo los bienes que el Señor le muestra, y no ansia manifestar­los a los hombres con la mira puesta en la recompensa, porque el Altísimo en persona manifestará sus obras a todos aquellos a quienes le plazca. Bienaventurado el siervo que guarda en su corazón los secretos del Señor.



San Francisco de Asís Fundador de los Hermanos Menores (1182-1226





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