viernes, 5 de enero de 2018

CUIDEMOS LA TIERRA.


La naturaleza es expresión de un proyecto de amor y de verdad. Ella nos precede y nos  ha sido dada por Dios como ámbito de vida. No habla del Creador y de su amor a la humanidad. Está destinada a encontrar la «plenitud» en Cristo al final de los tiempos. También ella, por tanto, es una «vocación». La naturaleza está a nuestra disposición no como un «montón de dese­chos esparcidos al azar», sino como un don del Creador que ha diseñado sus estructuras intrínsecas para que el hombre descubra las orientaciones que se deben seguir para «guardarla y cultivarla».

Es lícito que el hombre gobierne responsablemente la naturaleza para custodiarla, hacerla productiva y cultivarla también con métodos nuevos y tecnologías avanzadas, de modo que pueda acoger y alimentar dig­namente a la población que la habita. En nuestra tierra hay lugar para todos: en ella toda la familia humana debe encontrar los recursos necesarios para vivir dig­namente [...]. Pero debemos considerar un deber muy grave el dejar la tierra a las nuevas generaciones en un estado en el que puedan habitarla dignamente y seguir cultivándola.

Benedicto XVI

Papa emérito de la Iglesia católica tras casi 8 años de pontificado

1927-).

 

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