miércoles, 25 de abril de 2018

EL SACRAMENTO DE LA UNIDAD. JESÚS + IGLESIA.


Nadie puede tener a Dios por Padre si no tiene a la Iglesia por madre. El Señor nos lo advierte cuando dice: Quien no está conmigo está contra mí, quien no recoge conmigo desparrama. El que rompe la paz y la concordia de Cristo actúa contra Cristo. El que recoge fuera de la Iglesia desparrama la Iglesia de Cristo. El Señor dice: El Padre y yo somos uno. Está escrito, a propósito del Padre, del Hijo y del Espíritu Santo: Los tres están de acuerdo. ¿Quién, leyendo esto, creerá que la unidad que tiene su origen en esta armonía divina pueda romperse a pedazos en la Iglesia por conflic­tos de la voluntad? El que no observa esta unidad no observa la ley de Dios ni la fe en el Padre ni en el Hijo; no obtendrá ni la vida ni la salvación.

Este sacramento de la unidad, este lazo de concor­dia en una cohesión indisoluble, se nos muestra en el evangelio a través de la imagen de la túnica del Señor. No puede ser dividida ni rota, sino que la echarán en suertes para saber a quién le toca revestirse de Cristo. Es el símbolo de la unidad que viene de arriba.

San Cipriano

Natural de Cartago y convertido del paganismo, llegó a ser obispo de su ciudad; escribió en tiempos de persecución de la Iglesia y sufrió el martirio (210-258).

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