sábado, 4 de agosto de 2012

PADECIMIENTO - AMOR




Lo que Edith Stein llamaba la ciencia de la Cruz es un gran misterio que se vuelve menos oscuro con las luces que aporta la Pasión de Cristo. Se puede afrontar el sufrimiento cuando se soporta por algo o por alguien. Es en el amor donde encuentra su sentido. La cuestión más relevante consiste en saber ¿por qué y por amor a quien?

San Josemaría Escriva decía: “¿Qué importa padecer si se padece por consolar, por dar gusto a Dios nuestro Señor, con espíritu de reparación, unido a Él en la Cruz; en una palabra: si se padece por amor?”.  Al fin y al cabo, la terrible experiencia del dolor puede presentar tres ventajas: una ocasión de purificación, un punto de encuentro para abandonarnos confiadamente en Dios y una oportunidad de corredención con Cristo.

Urge pues, profundizar en la posibilidad que tenemos los bautizados de convertir nuestros sufrimientos en una ocasión de corredimir con Cristo, ayudándole a consolar a Dios Padre y a salvar almas.

Según la doctrina de la Iglesia, estamos llamados a participar y a colaborar en la obra de la Redención. Pero, ¿qué conlleva en concreto esa colaboración en la obra redentora de Cristo? ¿Qué significa , como señala S. Pedro, que el cristiano está llamada a compartir sus sufrimientos? ¿En qué sentido afirma S. Pablo que completa en su carne lo que falta a la Pasión de Cristo?

Nuestro sufrimiento puede aliviar los padecimientos que Cristo ofrece para consolar al Padre y para salvar las almas. Si no podemos hacer hoy que le duelan menos los latigazos, ni ayudarle en el camino como Simón de Cirene, en cambio podemos aliviar su dolor moral a causa de los pecados que acontecen en la actualidad.

No solemos escatimar esfuerzos a la hora de aliviar el dolor de quienes amamos. Pero ninguna persona cuerda ama el sufrimiento como un fin en si mismo. Sin embargo, el sacrificio puede ser elegido gustosamente como medio para contribuir a la felicidad de un ser querido. Solo así se entiende que los santos puedan amar el dolor a pesar del natural espanto que les produce

También en Getsemaní, Jesús sintió tristeza y angustia, pero su amor al Padre, y a nosotros, le dio la fuerza necesaria para acometer y consumar la Pasión. Si le imitamos, también nuestro sufrimiento se vuelve ligero.

En el fondo, el amor y el dolor son dos realidades que se benefician mutuamente. Se da entre ellas un mecanismo de retroalimentación. El amor hace más llevadero cualquier sacrificio, y sufrir por hacer feliz a quien amamos nos lleva a quererle todavía más.



Michel ESPARZA

Sacado del libro:   SINTONÍA CON CRISTO

Ed. PATMOS.


1 comentario:

  1. Apenas un discreto apunte para recordar aquí el radicalismo con el que Jesús plantea su visión de Dios. Su teocentrismo es radicalísimo. El cumplimiento de su Voluntad es absoluto. Él cuando se enteró de la muerte de Juan el Bautista se impresionó mucho y se retiró. Jesús dice a sus discípulos y seguidores, que, si quieren seguirle deberán aceptar la muerte violenta y tendrán que cargar con la cruz,(Lc 14,27).Sin embargo los anima diciendo que hay que perder esta vida de abajo para ganar otra vida eterna(Lc 17,33) Acepta la muerte con total serenidad y sube a Jerusalén decidido a obedecer al Padre retando a Herodes:( "id y decid a ese zorro...(Lc13,32.Porque, "nadie me quita la vida, yo la doy voluntariamente". Jn 10,17-18).

    En Getsemaní llora amargamente porque es Dios y experimenta su fracaso al ver a tantos amados hijos a los que no ha podido salvar.¡Dios mío, yo puedo ser uno de ellos..!

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