domingo, 16 de septiembre de 2012

¿SOMOS INDEPENDIENTES?


Una de las realidades que más cuesta reconocer en nuestro tiempo es que somos dependientes. Existe un ideal falso de autonomía según el cual lo mejor que le podría pasar a una persona es estar totalmente desligada de los demás. Pero ello contradice la experiencia. Desde nuestra concepción hasta pasada la juventud necesitamos de nuestros padres para sobrevivir y crecer; y en la ancianidad, al revés, necesitamos de nuestros hijos o cualquier otra persona. En el tiempo intermedio otros dependen de nosotros, y necesitamos a los demás. Los creyentes, además, sabemos que nuestra existencia es posible porque Dios la quiere, nos sostiene con su amor. Como cristianos, sucede lo mismo. Jesús dice en el Evangelio: Permaneced en mí y yo en vosotros. Igual que el bebé en el seno de la madre, también el cristiano se mantiene en la gracia por su vinculación con Cristo.
El Señor dice: Sin mí no podéis hacer nada. Ésta es una verdad que fácilmente perdemos de vista. Basta con que tengamos éxito en alguna cosa, por pequeña que sea, para que enseguida pensemos en lo buenos que somos o en nuestra capacidad. Pero todo lo que se hace sin Cristo no da verdadero fruto. La imagen de la vid es muy clara. Quien se fija en el sarmiento, contemplando sus abundantes racimos de uvas, pero olvida que está unido a un tronco, a la vid de donde procede todo alimento, no entenderá la razón de esa fecundidad.

                                                                                  David AMADO FERNÁNDEZ

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