miércoles, 3 de octubre de 2012

EL PECADO CONTRA EL ESPÍRITU SANTO


¿Por qué la blasfemia contra el Espíritu Santo es imperdonable? ¿En qué sentido hay que entender esta blasfemia? Santo Tomás de Aquino responde que se trata de un pecado “irremisible por su misma naturaleza porque excluye los elementos gracias a los cuales se concede la remisión de los pecados”. Según tal exégesis, esta blasfemia no consiste propiamente en decir palabras ofensivas contra el Espíritu Santo, sino que consiste en no querer recibir la salvación que Dios ofrece al hombre a través del Espíritu Santo que actúa en virtud del sacrificio de la cruz. Si el hombre rechaza la manifestación del pecado que viene del Espíritu Santo y que tiene un carácter salvifico, rechaza al mismo tiempo, la venida del Paráclito, venida que tiene lugar en el misterio de Pascua, en unión con el poder redentor de la Sangre de Cristo, Sangre que purifica la conciencia de las obras muertas.
Sabemos que el fruto de tal purificación es la remisión de los pecados. En consecuencia, quien rechaza al Espíritu y a la Sangre permanece en las “obras muertas”, en el pecado. Y la blasfemia contra el Espíritu Santo consiste, precisamente, en el rechazo radical de esta remisión de la cual es Él el dispensador íntimo y que presupone la verdadera conversión que Él opera en la conciencia. Si Jesús dice que el pecado contra el Espíritu Santo no puede ser perdonado ni en este mundo, ni en el otro, en porque esta “no-remisión” está ligada, como a su causa, a la “no-penitencia”, es decir al rechazo radical de convertirse.

Beato JUAN PABLO II


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