sábado, 4 de mayo de 2013

LA MORTIFICACIÓN.

Una enérgica mortificación es parte esencial de la fe cristiana.  Jesús dijo: Si alguno quiere venir en pos de Mí, niéguese a sí mismo, tome su cruz y sígame” y “Quien no carga con su cruz y viene tras de Mí, no puede ser mi discípulo”. Es patente que la mortificación no es opcional; no hay otra alternativa: la mortificación es un camino generoso de salvación a disposición de la humanidad.
Hay que dejar bien claro que, con toda certeza, la mortificación no es una negación de la bondad del mundo. Los cristianos sacrifican las cosas mejores no porque piensen que el mundo es malo y debe ser condenado a muerte, sino porque saben que el mundo es muy bueno… tan bueno que nos puede distraer de lo que es mucho mejor, y desviarnos así de nuestro camino hacia la casa del Padre . Como los Israelitas, podemos querer regresar a Egipto o divertirnos en Babilonia. Podemos optar por agradables pasatiempos en lugar de ir a confesar, ir a Misa o visitar a nuestra abuela en la residencia... La cuestión es preferir unos bienes menores a unos bienes mayores, o al bien en sí mismo.

Scott HAHN.

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