domingo, 26 de enero de 2014

¡ TARDE TE AMÉ !



¡Tarde te amé!, oh hermosura siempre antigua y siempre nueva, tarde te amé. He aquí que tú estabas dentro de mí y yo fuera de mí mismo. Te buscaba fuera, me precipitaba, deforme como era, sobre las cosas hermosas de tu creación. Tú estabas conmigo, pero yo no estaba contigo; estaba retenido lejos de ti a través de esas cosas que no existirían si no estuvieran en ti. Has clamado, y tu grito ha quebrantado mi sordera; has brillado y tu resplendor ha curado mi ceguera; has exhalado tu perfume, lo he aspirado y ahora te anhelo a ti. Te he saboreado y ahora tengo hambre y sed de ti; me has tocado y ardo en deseo de la paz que tú das.

Cuando todo mi ser esté unido a ti, ya no habrá para mí, dolor ni fatiga. Entonces mi vida, llena de ti, será la verdadera vida. Al que tú llenas, lo aligeras; ahora, puesto que todavía no estoy lleno de ti, soy un peso para mí mismo. ¡Señor, ten piedad de mí! Mis malas tristezas luchan contra mis buenos gozos; ¿Saldré victorioso de esta lucha? ¡Ten piedad de mí, Señor! ¡Soy tan pobre! Aquí tienes mis heridas, no te las escondo. Tú eres el médico, yo soy el enfermo. Tú eres la misma misericordia, yo soy miseria.

 

San AGUSTIN

( 354  -  430 )

1 comentario:

  1. "Cuando todo mi ser esté unido a Tí, ya no habrá para mí, dolor ni fatiga". Aquí están mis heridas. Tú eres el Médico y yo una pobre enferma, en fase terminal , que corre, más que camina, hacia la Casa del Padre...

    ResponderEliminar