lunes, 11 de agosto de 2014

EL PODER DE LA MUERTE NO DERROTARÁ LA IGLESIA.


 
Es motivo de asombro para los creyentes que los malvados prosperen, mientras los siervos de Dios parecen fracasar. La Iglesia tiene un privilegio especial que no posee ninguna otra religión, a saber, que habiendo sido fundada desde la primera venida de Cristo, no desaparecerá hasta que él vuelva otra vez. Mientras tanto, en cada generación, parece que sucumbe y que sus enemigos triunfan. El combate entre la Iglesia y el mundo es así: parece que cada día el mundo le gana terreno a la Iglesia, sin embargo, es la Iglesia la que en realidad se lo gana al mundo.

En este momento, muchas cosas ponen nuestra fe a prueba. No vemos el futuro. Y no es así. No  vemos que lo que parece tener éxito ahora no durará mucho tiempo. Hoy vemos filosofías, sectas y clanes florecientes extenderse. La Iglesia parece pobre e impotente. Rogamos a Dios para que nos instruya: necesitamos que nos enseñe, estamos ciegos. En una ocasión, cuando las palabras de Cristo les había puesta a prueba, los apóstoles le dijeron: Aumenta nuestra fe. Veámoslo sinceramente: no nos conocemos; necesitamos su gracia. Cualquiera que sea la perplejidad que el mundo nos inspira, vayamos a él con un espíritu puro y sincero. Pidámosle humildemente que nos explique lo que no entendemos, que abajemos nuestro corazón cuando se obstina, y que seamos capaces de amarle y obedecerle lealmente cuando le buscamos.

 

Beato JOHN HENRY NEWMAN

            (1801  -  1890)

 

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