martes, 26 de agosto de 2014

LETANÍAS DE LA HUMILDAD.


 Del deseo de ser lisonjeado, líbrame, Señor

Del deseo de ser alabado, líbrame, Jesús.

Del deseo de ser honrado, líbrame, Jesús.

Del deseo de ser aplaudido, líbrame, Jesús.

Del deseo de ser preferido a otros, líbrame, Jesús.

Del deseo de ser consultado, líbrame, Jesús.

Del deseo de ser aceptado, líbrame, Jesús.

Del temor de ser humillado, líbrame, Jesús.

Del temor de ser despreciado, líbrame, Jesús.

Del temor de ser reprendido, líbrame, Jesús

Del temor de ser calumniado, líbrame, Jesús.

Del temor de ser olvidado, líbrame, Jesús.

Del temor de ser puesto en ridículo, líbrame, Jesús

Del temor de ser injuriado, líbrame, Jesús.

Del temor de ser juzgado con malicia, líbrame, Jesús.

Que otros crezcan en la opinión del mundo, y yo disminuya, Jesús dame la gracia de desearlo.

Que otros sean alabados y de mí no se haga caso, Jesús, dame la gracia de desearlo.

Que otros sean empleados en cargos y a mí se me juzgué inútil, Jesús, dame la gracia de desearlo.

Que otros sean preferidos a mí en todo, Jesús, dame la gracia de desearlo.

Que los demás sean más santos que yo, con tal que yo sea todo lo santo que pueda, Jesús, dame la gracia de desearlo

 

 

Cardenal MERRY DEL VAL

Escogido de San Bernardo.

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