viernes, 1 de agosto de 2014

EL TRATO CON DIOS EN LA ORACIÓN.


 

“Pierde el miedo a llamar al Señor por su nombre – Jesús – y a decirle que le quieres”, así resume san Josemaría Escrivá la primera actitud de la oración valiosa. Profundizar en Dios y profundizar en el hombre pasa necesariamente por conocer a Jesús, y mal se le puede conocer si no se le trata: un trato amoroso, como precisa el Catecismo. (429)

Tratar de tú a tú a Jesucristo es la puerta de inabarcables descubrimientos espirituales, porque es el camino para el amor, que es lo único que permite conocer hondamente la Verdad. Es lo que la Iglesia identifica con la Sabiduría: un conocimiento superior a la simple intelección, porque es una ciencia que transforma el corazón. Y te dispone a contemplar.

En la Eucaristía puedes tratar a Dios, a lo mejor, con devoción, porque te parece que estás tratando “algo santo”. Y no te percatas de que no te relacionas con “algo” sino con “Alguien”. Alguien que te está esperándote hora tras hora porque te ama infinitivamente.

Manuel ORDEIG CORSINI

 

 

 

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