jueves, 14 de abril de 2016

ÉSTE ES EL DÍA


Éste es el día en que actuó el Señor, sea nuestra ale­gría y nuestro gozo... Como cristianos nacimos para el reino de Dios desde nuestra más tierna infancia, pero, aun siendo conscientes de esta verdad y creyendo ple­namente en ella, tenemos muchas dificultades para aco­ger este privilegio. Nadie, por supuesto, lo comprende plenamente... Y hasta en este gran día, este día entre los días, donde Cristo resucita de entre los muertos, nosotros estamos como recién nacidos a los que les faltan ojos para ver y corazón para comprender quié­nes somos verdaderamente. Este es el día de Pascua, repitámoslo una y otra vez, con un respeto profundo y una gran alegría; digamos: He aquí el día entre los días, el día real, el día del Señor. He aquí el día en el que Cristo ha resucitado de entre los muertos, el día que nos trae la salvación.
Este día nos conduce, en prefiguración, a través de la tumba y las puertas de la muerte, al tiempo del des­canso en el seno de Abrahán. Estamos bastante cansa­dos de la oscuridad, de la tristeza y del remordimiento. Estamos bastante cansados de este mundo agotador. Estamos cansados de sus ruidos y su ¡aleo; su mejor música es sólo ruido. Pero ahora reina el silencio, y es un silencio que habla. Hoy es el comienzo de días tran­quilos y serenos, en los que podemos escuchar a Cristo, con su voz dulce y tranquila, porque el mundo deja de hablar. Despojémonos de este mundo, y revistámonos de Cristo.

BEATO JOHN ENRY NEWMAN
 

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