martes, 8 de noviembre de 2016

MARÍA DE BETANIA.

María elige estar con Cristo y Marta servirlo. A ambas les mueve el afecto hacia Jesús. Pero de repente algo se rompe porque Marta se da cuenta de que se ha quedado sola. El Señor ha ido a visitar a sus amigos, Marta lo ha recibido; Jesús está en su casa. Marta busca crear un ambiente agradable y se afana en el servicio. Pero se ha quedado sola. ¡Gracias, Marta, por ese grito desgarrado en el momento más impensado! ¡Gracias por esa queja que no es inoportuna! Tu lamento es el nuestro. Nos ayudas a descubrir que, incluso en medio de la entrega más ardua y generosa, en vez de acercarnos a los demás, podemos alejarnos de ellos. ¿Qué hizo que de repente pararas? ¿Se quemó la comida? ¿Se rompió la vajilla? ¿Tropezaste con una silla? No importa. ¡Bendito momento en que saliste de las cosas para volver a ti misma!

DAVID AMADO FERNÁNDEZ

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