martes, 30 de mayo de 2017

LAZARO -> JESÚS.


Cuando Jesús llegó, Lázaro ya llevaba enterrado cuatro días... Sus discípulos habían intentado disua­dido de volver a Judea por temor a que lo mataran; y su temor se hizo realidad: fue allí para resucitar a Lázaro, y la fama de este milagro fue la causa inmediata de su detención y de su crucifixión. Él sabía todo esto de antemano: vio la resurrección de Lázaro, la comida en casa de Marta, Lázaro en la mesa, la alegría por todas partes, María que lo honraba durante esta comida de fiesta derramando un perfume muy valioso sobre sus pies, numerosos judíos que venían no solo para verlo a él, sino también para ver a Lázaro, su entrada triunfal en Jerusalén, la muchedumbre que gritaba Hosanna, la gente que testimoniaba la resurrección de Lázaro, griegos venidos a adorar a Dios durante la Pascua que querían vedo a toda costa, los niños que participaban en la alegría general, y luego los fariseos que conspira­ban contra él, Judas que le traicionaba, sus amigos que le abandonaban, y la cruz que le recibía...

Presentía que Lázaro volvía a la vida a cambio de su propio sacrificio, que él descendía a la tumba que Lázaro dejaba vacía, que Lázaro iba a vivir y él iba a morir. Y sabía que aceptaba esta muerte voluntariamente; había descendido del seno de su Padre para expiar con su sangre los pecados de todos los hombres y resucitar de la tumba a todos los creyentes.

Beato John HENRY NEWMAN

Nace en Londres; convertido del anglicanismo, fue presbítero, cardenal y fundador de una comunidad religiosa (1801-1890).

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