jueves, 28 de marzo de 2013

JESÚS LAVA LOS PIES DE PEDRO.



Tenemos la Eucaristía para realizar con Cristo el paso de la vida terrenal, marcada por el peso del pecado, a la eterna. Y ese paso se realiza ya ahora cuando caminamos con Cristo y vivimos la caridad fraterna. Juan narra el lavatorio de los pies. Pedro se resiste porque prefiere anteponer su amor al Señor al que recibe de Él. Cristo lo corrige, solo el amor de Dios nos permite el salto a la vida eterna. No basta nuestra buena voluntad. Si Pedro quiere retener al Señor con una muestra de cariño, Jesús le reprende porque quiere arrastrarle junto a sí para siempre. Para ello es necesario dejarse amar por Dios: Si no te lavo, no tienes nada que ver conmigo. Una vez lavados por el bautismo, y manteniendo la unión con Cristo mediante la Eucaristía, debemos también caminar y ayudar a otros a hacerlo mediante la práctica del amor.


David AMADO FERNÁNDEZ

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