miércoles, 27 de marzo de 2013

LA CENA DE PASCUA.



Conocemos por los relatos evangélicos que Cristo oraba como oraba un judío creyente y fiel a la Ley. Que rezó las antiguas oraciones, que todavía hoy se rezan sobre el pan , el vino y los frutos de la tierra nos lo atestigua el relato de su última cena con sus discípulos, que estuvo dedicada al cumplimiento de uno de los sagrados deberes religiosos: a la solemne cena pascual, a la conmemoración de la liberación de la esclavitud de Egipto. Y precisamente esta cena nos ofrece la visión más profunda de la oración de Cristo y la clave para entender la oración de la Iglesia.

La bendición y la distribución del pan y del vino formaban parte del rito de la cena pascual, pero ambas reciben aquí un sentido completamente nuevo. Con ella comienza la vida de la Iglesia. Sin duda, será a partir de Pentecostés cuando aparezca abiertamente como comunidad llena de espíritu y visible. Pero es aquí, en la última Cena cundo tiene lugar el injerto de los sarmientos en la cepa que hace posible la efusión del Espíritu. Las antiguas oraciones de bendición se han convertido en boca de Cristo en palabra creadora de vida. Los frutos de la tierra se han convertido en su carne y su sangre, llenos de vida. La comida pascual de la Antigua Alianza se ha convertido en la comida pascual de la Nueva Alianza.


SANTA BENEDICTA DE LA CRUZ (Edith Stein).

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