domingo, 4 de agosto de 2013

PRECURSOR EN SU VIDA Y EN SU MUERTE.


 

 

Juan fue precursor de Cristo por su nacimiento, por su predicación, por su bautismo y por su muerte. ¿Se puede encontrar una sola virtud, un género de santidad que el Precursor no haya tenido en su más alto grado? Algunos renuncian al mundo y huyen de los hombres para vivir santamente, pero Juan es todavía un niño cuando se adentra en el desierto y escoge resueltamente habitar en la soledad renuncia al derecho de sucesión del sacerdocio de su padre para poder anunciar, con toda libertad, al verdadero y soberano Sacerdote. Los profetas  han anunciado por adelantado la venida del Salvador, los apóstoles y los demás que enseñan en la Iglesia dan testimonio de que esta venida realmente tuvo lugar, pero Juan lo muestra ya presente entre los hombres. Son muchos los que han guardado virginidad y no han manchado la blancura de sus vestidos, pero Juan renuncia a toda compañía humana a fin de arrancar las apetencias de la carne hasta sus mismas raíces y, lleno de fervor espiritual habita entre las bestias salvajes.

Juan, en el centro del coro escarlata de los mártires, incluso lo preside como  maestro de todos: combatió valientemente y murió por la verdad. Llegó a ser el jefe de todos los que combaten por Cristo, y fue el primero de todos en ir a plantar en el cielo el estandarte del mártir.

 

SAN PEDRO DAMÍAN

(1007 – 1072)

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